10 jun 2007


“ Esta envenenada la tierra que nos entierra o destierra…
… Ya no hay parque, sino parkings.
Empresas en lugar de naciones.
Consumidores en lugar de ciudadanos.
Aglomeraciones en lugar de ciudades.
Competencias mercantiles en lugar de relaciones humanas.
No hay pueblos sino mercados.
No hay personas, si no públicos.
No hay realidades, sino publicidades.
No hay visiones, sino televisiones.
Para elogiar una flor, se dice hoy: “Parece de Plástico”.”


La desintegración de la esencia ha sido tal que el mundo ha perdido su identidad, se ha desenvuelto en negocios, transformándose en una verdadera empresa.
Esto, que es macro, llega a lo más recóndito de de la tierra, llega al pueblo, a tu casa o a la mia.
La empresa Tierra afecta a todos los colores, a todas las culturas.
Hoy pareciera que el ser pasa a un segundo plano, pareciera ser que la sociedad vive para poseer, se ha producido un fenómeno que ha quebrantado principio de moral-social. Esta carrera individualista pasa toda valla y obstáculo por alcanzar su meta, el individuo es capaz de poner en juego su credibilidad por conseguir tan anhelado objetivo: tener.
De pronto nos hemos visto sumidos en una tierra en que el consumo material de bienes, pareciera, otorgar una superioridad simbólica que se traduce en una superioridad real y que embarca en este gran buque otro nuevo concepto: pertenecer.

Ahora bien, podríamos combinar ambos términos, tener y pertenecer, conformando un tercero: Identidad.
Mediante el consumo desenfrenado y cotidiano que contenemos como sociedad, se desata una realidad que, querámoslo o no, es la nuestra.
Nuestra realidad gira con un eje llamado consumo, desintegrador de los verdaderos ideales, de las metas trascendentales.
Este afán adictivo de producir y comprar para conocer, poseer, pertenecer, nos identifica como sociedad.
Podríamos deducir que hoy, aunque el mundo reclama exhausto por un poco de ascetismo, la modernización pretende hacer que individuos y negocios encajen en un mismo lugar: La economía.
La ironía de esta afirmación no cabe en un trozo de papel, aún más: no cabe en el propio mundo. Definitivamente hoy estamos ciegos.
No es posible desear el encaje de ambas cosas en un mismo lugar, si se priva el acceso al consumo a los asalariados.
No es posible que una palabra como crédito, se desintegre de tal forma, vaciando el contenido de la credibilidad en algo tan petulante como lo es el dinero.
Es inadmisible acreditar por el poseer y no por el ser.
¿Qué nos esta pasando?
¿Cómo podemos seguir día a día consumiendo, teniendo conciencia de que mientras yo obtengo el placer que deseo, al otro lado de la ciudad o seguramente muchas mas cerca, hay quien esta desterrado del consumo que yo poseo?
¿Cómo es posible que día a día salgan modelos de autos nuevos al mismo tiempo que el círculo de la pobreza se hace más cotidiano y vertiginoso?

La perdida de un sentido trascendental esta delatada en cada accion que llevamos a cabo.
Tal como Ionesco y su obra “ La cantante calva”, que es un fiel reflejo de nadie mas que de nosotros mismos, el mundo es un completo absurdo y lo absurdo se mezcla con la realidad, son similares, más aún hoy vendría a ser como lo mismo.

Los ciudadanos- clientes ya no tienen sentido de ser.
La cirugía de los años ha vuelto el sistema en eso mismo un sistema! mecánico, en series, en una maquina.

Sin duda hoy nos asusta mirar atrás, nos corrompe ver la deformación que hemos tenido tanto en la sociedad como en los individuos que aquí habitamos.
El mundo y más bien los desprotegidos con su presencia siguen reclamando con ilusión un mundo mas estoico, mas equilibrado con un baño de ascetismo, anhelan ( y en el fondo anhelamos) recuperar la esencia, la simpleza de vivir, lo realmente necesario, el minimalismo de la vida, para así cuando todo s realicemos los consumos necesarios y pertinentes podamos gozar de ellos, podamos vivir siendo y con nuestra propia esencia podamos conocer, pertenecer y poseer la identidad que este mundo se merece y que sin duda con todos los recursos que hay vertidos sobre la tierra podríamos moldear.
Sin embargo la diversidad de pensamientos y la desigualdad de creencias transforman todo en algo prácticamente imposible.
Y es que si bien, podemos llegar a imaginar configurar y plasmar un mundo más igualitario y justos, estamos cegados por el “fantástico” mundo del crédito y consumo, nos engañamos junto a el. Nuestra sociedad ya adquirido y tiene completamente incorporados comportamientos compulsivos, mas aún en Chile, nuestro país en que pretendemos vivir en una vida de fantasía consumiendo como en Europa con salarios de Tercermundo, en donde si no tienes terminas engrosando la faja de miseria que trata de hacerse parte de los “ ricos” pero que estos a su vez los excluyen.

Viste! Las cosas no encajan, la esencia y el consumo no han logrado compatibilizar, aún cuando creemos que si lo han hecho, lo que realmente sucede es que estamos cegado, utilizamos la economía como un parche a nuestras heridas sociales, El mundo padece de contradicción constante, circular y vicioso.

La misma necesidad de crítica que nade de quien nota todo esto debiera ser un impulso de acción para poco a poco o si pudiese ser rápidamente cambiar esta situación: nuestra realidad.


2 comentarios:

jose-goles dijo...

Y es verdad... Estamos insertas en una sociedad tan carente de sentido humano, tan superficial, que constantemente siento que me ahogo y canso de "ellos"... "Ellos", porque sé que son ajenos a mi, sé que ni tu ni yo estamos sometidas a tanta frivolidad, tanta máscara... Y es ahí donde sé que aún tengo a mi lado, tomada de mi mano, a aquella vieja amiga que un día comenzó conmigo un gran camino, uno que siempre habíamos soñado... Y hoy, aún me veo caminando aferrada a la mano de esa mujer que hoy es íntegra y fuerte, siguiendo ese viejo camino, guiándonos por un callao y una promesa...
En el texto, lo dijiste todo, creo que no hay más que decir... No hay palabras que se comparen, está increíble... Gracias por contagiarme tu magia, y tus ganas de vivir sirviendo... Te amo y estoy aca, ahora y siempre... Gracias por la conversación del Viernes...

cristina Reyes dijo...

me gusta declararme imprecionada cuando te leo.....
no voy a referirme al tema en cuestión, no porque no lo quiera sino porque lo que creo está absolutamente relacionado con lo que dices, pero si me permito hilar muy fino, termino por descubrir, que nosotros, criticos de nuestras propias vidas, de nuestra sociedad, somos parte del nosotros, mas concientes tal vez que el resto, pero igual de culpables, incluso mas.
alguien tiene que dar el primer paso.... pero "ALGUIEN" sigue gobernando nuestras vidas haciendo que creamos en él. que compremos las cosas en serie, bien de plástico, bien igual al resto.
me sorprende tanto que lo único que queremos es parecernos, mientras algunos, la minoria, seguimos buscando diferenciarnos de alguna forma, siempre de la forma mas dolorosa, y siempre por el camino bien tormentoso, bien dificil.
pero como esto se trata de pertenecer y todos caemos en esto.... estare esperando con ancias, que aparezcas en mi blog (que lo único que busca es que "alguien" lo lea, y entienda lo que quiero decirle. no me interesa escribir bonito, pero si que me lean, no por el exito, sino por la diferencia.
te quiero muchoooo.
Cristina