Y renovar la esencia, bañarla de vida nueva, de ojos transparentes, de hombrecitos limpios, de niñas sin temor, inocentes, que implican vida, gastar vidas.

Encontrarse otra vez, recibirse, enfrentarse, jugar.

Me gusta jugar, dejar todo de lado y volver, volver por lo que un día fuimos, hacer florecer tanto recuerdo, empaparnos de alegría, de manchas, pinturas, un lápiz de cera, escondernos detrás de un antifaz…

Y tras ello darnos cuenta de que aun todo vive y que cuando volvemos a ello, movemos todo un mundo con lo que imaginamos, creamos, enredamos y desenredamos, generamos soles, ambiente, magia, y vida.

Repasar cada cosa, es volver a disfrutar tanto, es trazar la suerte que tuvimos de haber estado ahí, juntas, reírnos, llorar, crear, que es una suerte sin azar, que es por algo, porque hay algo o alguien que nos llevo hasta ese lugar, ese minuto, en este momento, coincidimos, y estuvimos ahí, y volvimos a vivir y a mirarnos con los ojos bien cerrados y comprendernos y querernos tanto y entender que aquello y aquellos que en este verano y cada año encontramos en este lugar es algo que no lo encontraremos en ningún otro…